Más allá de un ser actor, Joaquín Cosío dijo que hace las cosas por
placer, por el gusto que le producen, así que además de la actuación, Cosío
también es amante de la literatura y fruto de esa relación es que presentó su
libro de poemas Bala por mí, el cordero
que me olvida.
En 8 de diciembre El Refugio, el actor del cine mexicano, que ha participado
en películas como El infierno y Matando Cabos, platicó con un nutrido
público de jóvenes y adultos un bar del centro de Xalapa sobre la literatura y
sus gustos, como una plática entre viejos amigos, en donde la gente pudo
conocerlo un poco mejor y mirar en otra de sus facetas como artista.
Este
poemario, como mencionó el actor, es sobre Cuidad Juárez, lugar en el que
creció un poco antes de la época actual, en que la violencia es uno de los
primeros referentes de la ciudad. Le escribió este libro porque es la ciudad de
la adolescencia, “un oasis de los tugurios y de la vida nocturna, es una ciudad
a la que le debo una gran vitalidad. Que ha sido destruida y vejada desde el
principio de su historia y que es un
cuidad extraña porque han ocurrido muchas cosas. Le debo todo, grandes
hallazgos, como mi vida amorosa. Mi vida creadora como tal la conocí ahí.
Ciudad Juárez ha sido dejada al extremo de la ignominia, burla y el estado
político. Así que le hago este poemario que escribí durante 10 años”.
Cosío
dijo que una gran motivación para escribir el poemario fue irse de la cuidad y
que algo muy interesante es que de ser un lugar cotidiano y vívido, se
trasformó en una cuidad lejana la escribir de ella, ya que de alguna manera, al
irse a vivir al DF y escribir sobre ella desde lejos, le dio otra perspectiva.
“Algunos poemas aún los escribí en aquel Juárez porque era inevitable sentirse
afectado por la violencia que estaba llegando, por la cosas que pasan allá. Así
que el libro tiene poemas para la cuidad y sobretodo para los acontecimientos
de las ciudad y mi relación con ella. Con la distancia Juárez comenzó a ser una
ciudad ficticia, a la que fui invistiendo e reinventando”, dijo Cosío.
Más
allá de la literatura, le pregunta uno de los presentadores, qué otras materias
humanísticas te han influenciado, a esto Joaquín Cosío dijo que las actividades
que ha asumido es porque le brindan un placer absoluto, no estudió actuación y literatura
formalmente, así que tal vez es poco lo que sabe, dijo, algo que lo hacen un
“tipo bastante inculto”, pero le gusta la historia y la historia del arte, pero
estos gustos, escribir y actuar, agregó, son preferencias cotidianas que no
están sistematizadas en él, o que practique con una estructura más académica,
así que las referencias que hay en su textos, son cosas que le gustan, cosas de
su cuidad.
Le
pasa que debido a que su trabajo de actuación es público, le gusta la
literatura porque es algo más privado, íntimo y discreto que ha ejercido desde
los 17 años, y no menos grato. Por otro lado, habló de las diferencias que le ofrece
cada una de estar artes, por ejemplo, la actuación le permite explayarse, usar
sus sentidos, su cuerpo, pero esto lo inhibe también, y leer poesía es leer
algo que está inmerso en algunos recovecos de nuestro interior y exhibirlos y
hacerlos público, dijo, al menos para él le causa un cierto pudor.
En
cuanto a la forma de su poesía, explicó que tiene más interés en la sonoridad y
que a pesar de ser una obra tan breve, se ha transformado bastante y siempre
hay una musicalidad y a veces le interesa más una palabra por su sonido que por
lo que quiere decir, “me gusta construir algo que pueda imaginar y que suene y
que tenga brillantez”.
Durante
la presentación, Cosío habló con gusto sobre lo que hace y contestó a las
preguntas de los jóvenes y presentadores, de los que expresó que: “Es divertido
que estos jóvenes de veintitantos años que me estén haciendo preguntas y yo esté
nervioso”, pero no parecía, más bien se veía un poco emocionado por compartir
algunos versos de su obra y conversar de lo que uno habla con sus amigos, la
vida, la melancolía, la familia y el placer de hacer lo que a uno le gusta.